Mediante un software avanzado, ya hay algunos ordenadores que elaboran textos a partir de conjuntos de datos, en el ámbito de las crónicas sobre resultados de competiciones deportivas y el de las noticias de economía. El público en gran medida desconoce esto, y puede haber leído, sin saberlo, alguno de estos singulares artículos escritos por ordenadores en vez de por personas.
Andreas Graefe, de la Universidad Ludwig-Maximilian en Múnich, Alemania, está estudiando de cerca este fenómeno.
Conviene aclarar que este “periodismo automatizado” implica básicamente la generación de textos a partir de datos que ya están disponibles en una forma que pueda ser leída y comprendida bien por máquinas. El método se utiliza principalmente para la cobertura de noticias financieras y deportivas, que se basan mucho en números y que tienen una cantidad limitada de sucesos posibles. En ambos campos, los reportajes están basados en gran medida en datos ya estructurados.
Existen varias empresas que producen el software necesario. Pero muchos de los medios que utilizan estos programas no lo mencionan, y por otra parte algunos de sus proveedores rechazan publicar sus listas de clientes.
Se sabe, sin embargo, que en Alemania el Weser Kurier está usando algoritmos para su cobertura de deportes. En los Estados Unidos, Associated Press (una de las agencias de noticias más importantes del mundo) también hace uso de algoritmos informáticos. La revista Forbes ha empleado asimismo desde hace tiempo algoritmos para la producción de textos, y el New York Times está experimentando con el método.
La pregunta clave es: ¿notan alguna diferencia los lectores entre los artículos de esas dos temáticas escritos por reporteros de carne y hueso y los escritos por reporteros de silicio?
En el estudio realizado por Graefe y sus colaboradores, se pidió a 986 personas que leyeran y evaluaran noticias presentadas online. Los artículos que los participantes creyeron que habían sido escritos por periodistas humanos tendían a recibir de forma sistemática mejor puntuación sobre su facilidad de lectura, credibilidad y conocimiento periodístico que aquellos que habían sido etiquetados como generados por ordenador, incluso en los casos donde el autor real era de hecho un ordenador.
Cuando se desconocía la autoría computerizada de los textos, estos últimos tendían a ser juzgados como más creíbles que los que habían sido escritos por verdaderos periodistas humanos. Este segundo hallazgo sorprendió incluso a los diseñadores del experimento.
No está claro el motivo de esta preferencia. Sin embargo, teniendo en cuenta que los textos generados automáticamente están llenos de datos y cifras, y estas últimas son listadas con dos decimales, es posible que esta impresión de precisión contribuya a la percepción de que son más fiables.
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