Con una masa y un radio muy similares a los de nuestro planeta, Venus ha sido calificado en ocasiones como el «planeta gemelo» de la Tierra. Sin embargo, la realidad es muy otra si atendemos a sus condiciones atmosféricas: la capa de gases que envuelve al planeta vecino se compone en un 95 por ciento de dióxido de carbono, es extremadamente densa y en ella se alcanzan presiones hasta 90 veces mayores que en la atmósfera terrestre. Además, Venus sufre un efecto invernadero descontrolado que le lleva a alcanzar temperaturas superficiales de más de 460 grados centígrados; con diferencia, las mayores del sistema solar.
A ese escenario infernal hay que añadir ahora una exótica característica: la existencia de un intenso campo eléctrico en las capas altas de la atmósfera venusiana. Con una diferencia de potencial de unos 10 voltios extendida a lo largo de cientos de kilómetros de altitud, se trata de la primera vez que los investigadores observan algo así en un planeta. El hallazgo, que ha sido posible gracias a las mediciones de la sonda Venus Express, de la ESA, podría además explicar la ausencia de agua el planeta vecino. Los resultados fueron publicados la semana pasada en Geophysical Research Letters.
El campo eléctrico de Venus no se debe a la geofísica del planeta (como sí ocurre, por ejemplo, con el campo magnético terrestre), sino a los iones presentes en su envoltura gaseosa. La razón es sencilla de entender: los iones atómicos son entre miles y decenas de miles de veces más masivos que los electrones, por lo que sienten con mucha mayor intensidad el campo gravitatorio del planeta y tienden a acumularse a una altitud menor que los electrones libres, lo que genera una diferencia de potencial. Lo sorprendente en el caso de Venus es que dicho potencial ha resultado ser al menos cinco veces mayor de lo esperado: en el pasado, las mediciones similares efectuadas en Marte y en la Tierra no habían obtenido rastro de ningún campo eléctrico, y los resultados indicaban que, en caso de haber alguno, la diferencia de potencial asociada no superaría en ningún caso los 2 voltios.
Los investigadores ignoran qué hace que Venus —un planeta con un tamaño, una gravedad de superficie y una ionosfera similares a los terrestres— presente un campo eléctrico tan elevado. Sin embargo, una consecuencia de primer orden es que dicho campo basta para acelerar y expulsar al espacio a aquellos iones con una masa inferior a las 18 unidades de masa atómica. Eso incluye los iones de oxígeno e hidrógeno, los elementos químicos que componen el agua, por lo que el hallazgo podría explicar por qué Venus carece de esta sustancia esencial para la vida. Hasta ahora se pensaba que la falta de agua en el planeta vecino era debida exclusivamente a sus altas temperaturas y a los efectos del viento solar (la corriente de partículas cargadas procedentes del Sol).
El descubrimiento podría tener importantes repercusiones en astrobiología. En general, un requisito considerado imprescindible para que un planeta pueda albergar vida es la presencia de agua líquida en su superficie. El hallazgo de la sonda Venus Express demuestra que, al menos en principio, es posible que un planeta expulse iones al espacio debido únicamente a los campos eléctricos de su ionosfera. Por tanto, a partir de ahora este será un efecto que los investigadores habrán de tener en cuenta a la hora de evaluar la habitabilidad de cualquier exoplaneta.
Fuente: investigaciónyciencia.es
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